domingo, 6 de marzo de 2011

Nos ha vuelto a mirar un tuerto... o no

Se me acaban los recursos para describir el nuevo capítulo de esta pesadilla que estamos viviendo los sevillistas durante toda esta temporada.

Cuando más esperanzados estábamos en engancharnos a unas posibilidades reales de meternos en cualquier pelea por competición europea, obtenemos un nuevo mazazo.

Es cierto que nuestro equipo no mereció el resultado con el que finalizó el partido pero, desgraciadamente, llevamos ya muchos partidos viviendo lo que vivimos ayer, aunque no con tanta mala suerte.

Además, ayer se tuvieron que alinear siete planetas y ocho satélites para que sucediera lo que sucedió.

No es normal que a los 10 minutos de partido te quedes sin tu delantero más en forma y tengas que sustituirlo por un Kanouté que realizó, en el día de ayer, el peor partido que le recuerdo con nuestra camiseta.

No es normal que en la jugada del primer gol, la que menos peligro llevaba, nuestro mejor central en este momento se meta un gol en propia meta.

Si a eso le añades que nuestro único delantero centro se lesiona (¿de gravedad?) en otra jugada aislada, que un central experimentado hace un penalti de juvenil, pierdes los tres puntos contra un rival directo y pierdes el gol average particular, el partido era para haberse quedado en casa.

Comentaba con un amigo que no es normal la mala suerte que estamos teniendo esta temporada y él me respondía que esto ya no se le puede achacar a la mala suerte.

Y posiblemente tenga razón.

Volvemos a regalar dos goles y así es IMPOSIBLE.

No hicimos mal partido pero no concretamos las dos más claras que tuvo Kanouté y encima nos empeñamos en facilitarle los goles al contrario.

Y así no hay manera.

No tengo ganas de profundizar más en el partido.

Eran muchas las ganas que tenía de una victoria en San Mamés y me quedo con la cara de tonto.

Otra vez más.

1 comentario:

  1. Al tuerto habria que cogerlo y encerrarlo una buena temporada.
    Bien es cierto que el Sevilla merecio mucho mas, pero en esto de la pelotita, amigo mio, las victorias no se merecen, se consiguen.
    Un fuerte abrazo.

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