viernes, 18 de febrero de 2011

Injusto, cruel y frecuente

Así ha sido el resultado que ha cosechado nuestro equipo en la noche de ayer.

Y como muestra un botón: el que para mí ha sido el mejor del partido, junto con Perotti (por fin), Medel, ha sido el que ha cometido el error en el despeje y ha concluido en el segundo gol de los lusos que pone la eliminatoria muy cuesta arriba.

Un único error del chileno y gol.

Ya dije en un post anterior que el Sevilla FC no termina de levantarse porque está teniendo, esta temporada, una serie de factores que están impidiendo que esta plantilla (que para nada considero pobre) crezca, se lo crea, gane partidos y, por ende, cumpla objetivos.

No voy a hacer una crónica del partido.

Todos los sevillistas lo hemos visto y cada uno tendrá su punto de vista. Pero si voy a dar mi opinión sin leer la de otros compañeros blogueros para no alterar un ápice lo que pienso.

Esta vez, el Sevilla FC ha jugado un magnífico partido (salvo los primeros minutos iniciales de brutal presión del Oporto) y ha cosechado el mismo resultado (derrota) que otros en los que no nos deleitó como lo hizo anoche.

Y ahí voy.

Este año, da igual que juguemos bien, mal o regular. Da igual que juguemos con bandas o sin ellas. Da igual que juguemos con 4-4-2 o 4-3-3. Da igual la pareja atacante. Da igual el árbitro que nos toque. Da igual el rival que tengamos enfrente. Da igual la pareja de centrales y los dos laterales. Da igual que se acierte en los cambios o que éstos se hagan tarde. Da igual que Saturno se alinee con Júpiter.

Este año lo perdemos todo (o casi, porque si no estaríamos peor de lo que estamos).

No es normal lo que nos está pasando. Es cierto que siempre hay que hacer crítica cons-truc-ti-va (y los que mandan también) pero lo que nos está pasando este año raya en lo paranormal.

No es excusa. Creo que hay partidos (especialmente de liga) en los que no se sale con la ambición y ganas mostradas anoche. Pero los que se afrontan como finales y en los que el equipo muestra aptitud también salen ranas.

Nos quedan 90 minutos en Oporto. Ante un equipo al que es dificilísimo hacerle ocasiones (el Sevilla anoche se ha jartao). Levantar un 1-2 es muy complicado y la esperanza de hacer algo importante en la UEFA (la sigo llamando así) se desvanece.

Pero es que en este año, donde todos son piedrecitas en el camino, no nos podía tocar un camino a la final más complicado.

La diosa Fortuna este año no quiere saber nada de nosotros.

Así que bien harían los jugadores y técnicos en tomarse el partido del domingo ante el Hércules como otra final (porque lo es). Si no la temporada va a ser muy larga.

Es la última bala que nos queda en el cargador y hay que saber aprovecharla.

martes, 15 de febrero de 2011

Yo creo...

BELIEVE

Yo creo.

Puedo asegurar que no me he fumado ni bebido nada que no sea un poco de agua.

También os aseguro que no pertenezco a ninguno de los estamentos de comunicación del club ni me declaro (lo que está muy de moda ahora), para nada, oficialista.

Quizá, me levanté este martes con un estado de ánimo, en sevillista, totalmente opuesto al meteorológico.

No sé cuál será la causa pero, a pesar de todo, sigo creyendo.

Me niego a pensar que este proyecto esté acabado (¡por Dios!).

Me niego a pensar que, con esta plantilla, estaremos al final de temporada donde estamos a día de hoy.

Es cierto que ha habido partidos de traca como los ya lejanos -que no olvidados- Mallorca, Getafe, Almería... y más recientes como Dépor, Málaga o Santander.

Pero pienso que, al margen de los múltiples errores que estamos cometiendo desde varios aspectos (que son tela), este equipo intenta levantarse después de cada golpe.

Los golpes que recibe son de todos los colores: malos planteamientos antes, malos planteamientos durante, arbitrajes nefastos, rivales puntualmente afortunados, sistema defensivo de chiste, toda la mala suerte del mundo, excesivas lesiones,...

Algunos dirán que son excusas. Otros, que algo se estará haciendo mal.

Y yo digo que, como a este púgil le den un poco de aire, se va a levantar y se va a liar a dar viajes a diestro y siniestro.

Se me escapa si, detrás de todo lo que llevamos viendo demasiado tiempo, existe algún tipo de conjura contra el entrenador (los futbolistas, por norma general, son así de simpáticos).

Pero mi sentimiento sevillista me ciega y me dice que nada de eso, que este equipo puede.

Le hace falta una pastillita de voluntad.

Y un poco de jarabe anímico.

Cuando a un boxeador le pegan golpes sin parar le pasan dos cosas: que cada vez está más noqueado, no solo para devolver los derechazos sino también para esquivarlos; y que llega a un punto que ni él mismo se cree que pueda, ni siquiera, acariciar a su rival.

Y nosotros, la afición, esa que (casi) nunca falla debemos ser el soplo de aire que necesita el equipo para que no arroje la toalla; esa que le grite "estamos contigo" después de cada golpe; esa que debe sumar y no restar; esa que crea (cuando quiere) un paraíso para los de colorao y un infierno para los rivales; esos 45.000 corazones latiendo, rugiendo y haciendo vibrar los cimientos de la bombonera de Nervión; esa que nunca se rinde; esa que apoya a los nuestros, incluso en las victorias; esa que debe ser crítica (constructiva, siempre) después de cada asalto.

Quedan 15 jornadas. 45 puntos.

Aunque antes tenemos un encuentro europeo precioso. En nuestra competición. Con nuestra copa. Ante un rival durísimo (¿no lo era también el Borussia?).

Próximo asalto, este jueves.

21:05 h.

FC Porto.

Quien pega primero pega dos veces.

¡Vamos, mi Sevilla!

¡Vamos, campeón!

domingo, 13 de febrero de 2011

Harakiri

Eso es lo que lleva haciéndose el Sevilla FC en la mayoría de partidos (sino todos) de esta temporada.

A mí, de pequeño, me enseñaron que cuando lo que resta es mayor que lo que suma el resultado siempre es negativo.

Y eso es lo que le ha pasado al equipo en la noche de hoy en el Sardinero.

Cuando lo que suma es una actitud valiente del entrenador en la alineación inicial y, después, en los cambios durante el transcurso del partido; cuando lo que suma es una segunda parte (muy) buena del equipo con una posesión abrumadora; cuando lo que suma es una cantidad de ocasiones de gol que hicieron méritos de sobra para levantar el 2-0 adverso; cuando lo que suma es ver a jugadores como Rakitic y Medel dejando sensaciones de grandes futbolistas; cuando lo que suma es ver que Navas se va entonando poco a poco; cuando lo que suma es ver a Luis Fabiano implicado y presionando aunque salga desde el banquillo en la segunda parte; cuando lo que suma es remontar un 2-0 en campo visitante; cuando lo que suma es ver que el equipo (en contadas ocasiones) lucha y se implica por sacar esto adelante; cuando lo que suma es todo esto y algunas cosas más que se me quedan atrás, lo normal es ganar partidos.

Pero cuando lo que resta es la eterna caraja de los nuestros al comenzar todos los partidos y que siempre nos ponen en desventaja; cuando lo que resta es recibir goles como churros, sea el rival que sea; cuando lo que resta es ver que nuestro portero (¿dónde vas, San Andrés?) últimamente comete más fallos que aciertos; cuando lo que resta es que nuestro sistema defensivo es peor que el de un infantil; cuando lo que resta es ver que hay muchos jugadores que no aportan nada; cuando lo que resta es que se falle un penalti en campo visitante y con un 1-0 en el marcador; cuando lo que resta es que, con uno más no seas capaz de ganar un partido que se llega a poner 2-2 y con el rival temblando; cuando lo que resta es que los balones que antes entraban en la portería rival ahora dan en el poste; cuando lo que resta es tener que remontar siempre los partidos porque el rival, sea en casa, fuera, bueno o malo, siempre te marca; cuando lo que resta es que en jugada dudosa el árbitro te perjudica (aunque no fue el caso de ayer); cuando lo que resta es todo esto y algunas cosas más que se me quedan atrás, lo normal es perder partidos.

Y esta temporada, el Sevilla FC resta más que suma. Por tanto, tenemos lo que tenemos. 31 puntos, 7ª posición y gracias.

Larga temporada va a ser...