martes, 1 de marzo de 2011

Ganar o ganar.

Después de un puente en la Alpujarra granadina que no me impidió ver el encuentro entre nuestro Sevilla y el tercer equipo de la capital de España, vuelve la normalidad y, casi sin darnos margen de análisis, otro partido de liga.

Otra final.

Es cierto que el equipo está dando últimamente una mejor imagen sobre el terreno de juego y eso tiene que verse reflejado en el campo. A mí no me sirve en absoluto el jugar como los ángeles y palmar una vez tras otra.

Primero, ganar. Segundo, jugar bien.

Y no al revés.

Se presenta ante nosotros un rival que, después de pasarlas canutas ellos y su entrenador, parece que sus aguas se han tranquilizado algo en las últimas semanas. Un rival, a priori, inferior. Y esa es la peor de las noticias que nos pueden dar a los sevillistas.

Todos sabemos que nos estamos especializando en resucitar a equipos de ahí abajo y en hacer que jugadores que no le han metido un gol al arco iris en su vida contra nosotros parezcan el mismísimo Van Basten.

Vuelven Palop, Kanouté y Romaric.

A ver que pasa en la portería...

Yo mantengo lo mismo que dije después de la eliminación en Oporto. Me dan igual las rotaciones y tener (a estas alturas no sirve ya de mucho) a todos los jugadores enchufados.

Deben jugar los 11 mejores.

Y así será más viable que los tres puntos se queden esta noche en casa.

No hay opción a más tropiezos y, sobre todo, viendo los próximos partidos que se nos vienen encima.

Ganar o ganar.

Lo demás son pamplinas.

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