En un mundo, el futbolístico, donde conceptos como lealtad, integridad, profesionalidad, sentimiento, arraigo, compromiso... son nuevas especies en extinción, sobresale la esbelta y elegante figura de Don Frederic Kanouté para decirle a todos que uno es como es y no depende de sus circunstancias.
Cuando hace poco más de un mes, se jugaba y se ganaba el último partido de liga en casa de la temporada 2010/11, se producía la sustitución, en el minuto 89, del gigante de Mali y a todos nos parecía que se iba para siempre una leyenda viva -y en activo- del Sevilla FC de toda su historia. En la garganta se me hizo un nudo tan grande como la dimensión que ha alcanzado este maestro para todo el sevillismo cuando los Biris entonaban ese ¡Freddy, quédate! y veía como nuestra pantera encaraba el banquillo con la triste impresión de saber que ya no volvería a verle enfundarse nuestra camiseta.
Pero nada más allá. Es cierto que ha habido posibilidades reales y muy probables de marcharse pero al final el jugador, con todo el respeto que le ha dado el club en su decisión, ha optado por quedarse en nuestra casa, en su casa.
No sé que pasará a partir de ahora; si jugará mucho, si jugará poco, si renovará, si terminará su contrato. Lo que sí sé es que Kanouté seguirá siendo jugador del equipo que tanta gloria le ha dado y al que ha correspondido por mil.
¡Gracias, Freddy!
Ya se sabe... este francés va a su bola. Tanto dentro como fuera del campo.
Cuando hace poco más de un mes, se jugaba y se ganaba el último partido de liga en casa de la temporada 2010/11, se producía la sustitución, en el minuto 89, del gigante de Mali y a todos nos parecía que se iba para siempre una leyenda viva -y en activo- del Sevilla FC de toda su historia. En la garganta se me hizo un nudo tan grande como la dimensión que ha alcanzado este maestro para todo el sevillismo cuando los Biris entonaban ese ¡Freddy, quédate! y veía como nuestra pantera encaraba el banquillo con la triste impresión de saber que ya no volvería a verle enfundarse nuestra camiseta.
Pero nada más allá. Es cierto que ha habido posibilidades reales y muy probables de marcharse pero al final el jugador, con todo el respeto que le ha dado el club en su decisión, ha optado por quedarse en nuestra casa, en su casa.
No sé que pasará a partir de ahora; si jugará mucho, si jugará poco, si renovará, si terminará su contrato. Lo que sí sé es que Kanouté seguirá siendo jugador del equipo que tanta gloria le ha dado y al que ha correspondido por mil.
¡Gracias, Freddy!
Ya se sabe... este francés va a su bola. Tanto dentro como fuera del campo.